Los efectos del calor para tu piel de verano mundialista

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Borges decía que apenas se nombraba a los camellos en el Corán porque se caía de maduro que andaban por ahí por eso decir que el bondi está hasta las tetas es lo mismo, una redundancia. Por lo mismo sorprende que, en Evita city, cuando el fercho se niega a abrir la puerta, una nenita de unos 16 o 17 años comienza una batalla a patadas contra la puerta. La nena, vestida de trapera con una sutil mezcla entre el estilo de L-Gante o el Duki, es de contextura pequeña. Lleva los ojos hiper delineados y quiere subir a cualquier costo. Queda claro que tiene los ovarios llenos de esperar, pero a diferencia de los otros 30 que se cubren del sol con la sombra del refugio, ella decide hacer algo. Es cierto, poco útil y elegante, pero algo. Como el embotellamiento no afloja la nena se pasa más de 5 minutos meta patada, golpe de puños y escupitajos contra la puerta. Un trajeado se acerca para intentar calmarla pero la piba le dirige una mirada de desprecio, semejante a la que deben dirigirnos los dioses cuando nos escuchan pedir boludeces, como ganar un partido, la inmortalidad, tener sexo con modelos y esas cosas.