Hace 6 días que no piso la calle. Salgo y a la vuelta de la esquina veo a un vecino robándose los cascotes de la calle para su propia mezcla de cemento. Debería haberme quedado en la cama.

En la parada están los de siempre y veinte más que también esperan el bondi. Cuando llega queda claro que el mambo viene de gimnasta olímpico. Torsión, saltito, amague, le cago el lugar a una vieja y plop! Arriba y pagando cuarenti pico de mangos para ir como disidente político al gulag de Kamchatka.

Como creo que estamos en vacaciones de invierno me sorprende ver a una parejita de unos 16/17 con el equipo de gimnasia verde del Larre, uno de los colegios medio caretones de Kathan city. Van discutiendo. Miran constantemente para atrás, como si se refirieran a alguien perdido más allá la pared de carne que tapona el pasillo. El más acalorado es él. Ella hace gestos de hartazgo. El pibe tiene toda las ganas de pegarle un zamarrazo pero la flaca tiene pinta de que se defiende. Es rubia, híper flaca y el sol hace que le brille el glitter verde y azul que se puso en el pelo. El pibe tiene el lomo de los que hacen deporte. Se queda pelado antes de los treinta.

Cuando llegamos al centro de kathan city una pequeña masa de gente baja. Entre ellos uno vestido igual a ellos. Flaquito. Medio granujiento. Se le nota el lengüeteado de gel en la cabeza. Tiene puesta una mochila negra escrita con liqui paper y prendedores con personajes de animé. Desde abajo llega hasta donde está la parejita y mirándolos grita “Anita, cómo hacerte entender que conmigo tú te ves mejor, que en mi cama tú te ves mejor, eres muy bonita pa’ llorar por él” y hace un bailecito. El de arriba se pone como loco y empieza a gritar, que es un hijo de puta, que lo va a matar, que hoy se muere. Hace el intento de querer bajar para cagarlo a trompadas pero empuja a la gente que comienza a quejarse y a putearlo. Uno gigante que tapona la puerta y tiene campera de frigorífico le dice “calmate, pendejo”. El pibe se queda en el molde, lejos de la piba que mira para otro lado y hace como que no lo conoce como si no supiéramos que sí lo conoce y por lo visto es el eje de un trío amoroso súper interesante. El bondi arranca. Ella y él no se dirigen la palabra. Se bajan en el Talita, ella por la puerta de adelante y él por atrás. El de la campera del frigorífico le dice al pibe “chau, lindo”. El pibe no levanta la vista. El de la campera sonríe.

Me quedo pensando en la secuencia, en la frase que le tiró el pibe de abajo a la flaca. ¿De dónde me suena? ¿De dónde me suena? Así hasta Laferrere Town, cuando uno sube escuchando reguetón a toda castaña y una de las canciones dice algo parecido “cómo hacerte entender que conmigo puede ser mejor…” puta madre, es Maluma.