Hablan de la aceptación corporal, pero se operan a diestra y siniestra para sentirse mejor.

Hablan contra la academia, pero desde su puesto en la academia.

Te dicen que el periodismo comercial es una caca cuando hicieron fama, prosperaron y amasaron prestigio en el periodismo comercial.

Se embanderan de feminismo sin teoría ni lucha (y más de una por conveniencia y más de dos para posar de progres).

Enarbolan nuevos sistemas de gobierno pero vacacionando en la isla Margarita all inclusive.

Van de arte en arte y de fórmula en fórmula esperando pegarla pero hablando de independencia creativa.

Convocan al amor y a comportarnos sanamente pero hablan pestes de sus ex sin autocrítica y en plan víctima inocente.

Llaman a soltar pero ni un peso sueltan, ni un privilegio, ni una sola cosa que consideren de su propiedad.

Instan a rebelarse y criticar pero no pueden, no les sale, no quieren rebelarse y criticarse a sí mismos, a sus fuentes de información, a los orígenes de sus gustos y saberes.

No ven la hora de un mundo mejor más justo y más fraterno pero que lo laburen otrxs, que la suden otrxs, que mueran otrxs que total ellxs los apoyan en redes de moda con challengers carentes de sentido y decoro.

Informate, googleá, mirá la tele y escuchá la radio, dicen, indican, ordenan para argumentar ideas endebles que no tienen asidero y que debieran demostrar ellxs mismxs.

Les preocupa la corrupción mientras coimean al policía que los para por andar bebidos, o se cuelan en la fila de las vacunas, o llaman a alguien para que les agilice los trámites.

Le hablan de fidelidad a sus hijos mientras instalan y desinstalan apps de levante.

Nos vamo´ a ver, que no se corte, nos juntamos, sí, sí, cuánto te quiero canturrean cuando se van a otro laburo, o egresan o vuelven de las vacaciones pero no va a ocurrir porque no hay lugar en sus vidas para gente que no les sea útil, que no tenga nada contante y sonante que darles.

Postean largos agradecimientos de amor a sus parejas celebrando la dicha cuando sabemos que se salen de la vaina por garcharse a otrxs o se garchan a otrxs o el tendal de infidelidades dobla la esquina y paga peaje en la autopista.

Cuidate, gritan, mientras fuman y no toman sus pastillas.

Hay que militar proclaman mientras miran al horizonte cual próceres ejerciendo su derecho al turismo de protesta, ese que aprovecha un reclamo, una marcha, un acampe, para ir a sacarse fotos en paisajes soñados.

Proclaman, vindican, defienden la responsabilidad sexo afectiva pero lo que buscan es la monogamia, la propiedad privada de cuerpos y afectos.

Hay que seguir los sueños enuncian despreocupados mientras viven de los alquileres que dejó otrxs, de las ganancias de un negocio que o bien no gerencian o bien gerencian con mano de hierro para que suden otros.

Soy influencer, soy streamer, soy vloger dicen, pero lo único que quieren es no pagar.

Soy artista, dicen, pero lo único que buscan es ponerla gratis.

Hay que poner el ombro, la camiseta de la empresa, reclaman pero no pagan aportes sociales, ni aguinaldo ni vacaciones.

¿Querés ser tu propio jefe? Invitan pero lo que quieren es enganchar a otros para su estafa de criptomonedas, mindfulness, taperware y ollas essen.

Genero contenido y soy independiente, se jactan, mientras se prostituyen en onlyfan.

Loan la maternidad / paternidad pero a escondidas lloran porque sus hijos carecen de los límites que ellxs mismos deberían haberles puesto.

Mis alumnos me respetan dicen en las reuniones con cara sarmientina cuando todos sabemos que los pibxs fingen interés solo porque quieren aprobar.

Se piensan patriotas pero evaden impuestos y esconden la soja.

Embelesados con sus chumbos se sienten la reserva moral del país pero cuando pueden cagan a palos a un pibito, piden una coima, dejan que los presos se maten entre ellos nomás pa’ divertirse.

Se reconocen intensos, extremistas del todo o nada, del compromiso a full y desbocado, del embalarse hasta morirse de amor pero cuando les toca alguien como ellxs se espantan y hasta se burlan del incautx.

Te llaman para venderte algo porque están jugados de guita y cuando contestás que no tenés, que no podés te dicen con superioridad financiera “¿Cómo no vas a tener esa cantidad?”

Se citan en esquinas con temple adusto para finalizar la relación pero por las dudas arrancan ellos con el llanto, no sea cosa que queden como los malos.

Invitan a salir a gente que saben que se lxs quieren coger solo para negarse, porque les calienta más saberse deseados que la consumación en sí.

Dicen que se preocupan por los pobres pero solo donan ropa en mal estado y polenta vieja mientras cranean su viaje a Maldivas con el dólar subsidiado.

Reclaman su asiento cuando están embarazadas pero ni antes ni después se dignan a dar el suyo.

Dicen que hay que cambiar, moverse, fluir, proyectarse pero siempre hacen lo mismo, siempre en el mismo lugar aunque a su alrededor cambie el paisaje.

Dicen que no cambian, que son siempre los mismos pero un día están acá y otro allá.

Hablan de la zona de confort pero no salen nunca se la suya, siempre son lxs otrxs quienes deben salir.

Hablan de política, de demografía, historia y edición con la misma insolvencia con la que hablan de energía fotoatómica, síntesis de proteínas y microfaradios pero jamás habrá registro de que alguna vez estudiaron o leyeron sobre lo que opinan (y no, los tutoriales de YouTube, los libros para dummys y los podcast no cuentan, no insistan).

Manejan como el orto pero ponen las manos sobre el volante y se sienten los mejores y, claro, los otros son los domingueros.

Pagan por todo, por cambiar una lamparita, por pintar, por qué les corten el pasto, porque les sintonicen radio Disney, no lo necesitan, podrían hacerlo solos pero les gusta mandar.

Hablan mierdas del país, dicen que te chupa la vida, que te caga los sueños -incluso hasta se van a vivir al exterior- pero cuando están afuera lloran y hasta conspiran contra los que se quedaron.

Se dan militantemente a las prácticas esotéricas, al horóscopo, el tarot, el agua primigenia. Se tatúan pirámides salvíficas, arcanos pansóficos, signos del iching, y la dirección postal de la pacha mama pero no adivinan una lluvia, no preveen su propia separación, cometen una y otra vez los mismos errores aún cuando la luz de la verdad les señala el camino.

Quieren ser padres/madres a toda costa, garchan desesperados para satisfacer el sueño de la foto con los amigos, para que los abus se sientan orgullosos y no se mueran sin verlos, para tachar el casillero del deber ser pero de las consecuencias de criar gente sin tener los patos en fila que se encarguen otros, no sé, los maestros, los psiquiatras, acaso la policía.

Se comprometen a cosas que luego no cumplen y cuando se les reprocha la actitud se ofenden porque cómo no esperarlxs seis meses o acaban diciendo “solo hago lo que me gusta“.

Hablan de cristo, se hacen gárgaras con cristo, buches con cristo. Comen cristo, moldean a cristo, cristo los mira mientras la ponen, mientras lo estudian pero se cagan en cristo porque odian al pobre, a la puta y al enfermo.

Ellxs están ahí, consumiendo tu aire.