Hace unos días cumplieron 20 años de casados. Hicieron una reunión chica, para la familia, los íntimos y un grupete de 4 o 5 más. No sé a qué categoría pertenezco, pero resulta que los conozco a los dos desde mucho antes del casorio y caí en la volteada. Me invitaron y quedaba feo no ir. Fui, les llevé un vino y me acobaché en un rincón donde tienen una repisa con libros y discos a ver si podía robarme algo. También para preservarme. Tuve algo con la hermana de ella hace varios lustros y la cosa no terminó bien. No era el único en la reunión en esa situación, otros dos pibes presentes, la misma historia. Incluso creo que una flaca, que estaba del otro lado de la mesa y a la que solo cruzo en cumpleaños, casamientos y velorios también tuvo algo con ella. El creo es un eufemismo, todos lo damos por hecho, pero el tema nunca se tocó. Fue hace mucho y eran otros tiempos, de eso no se hablaba.
Categoría: El orden de las cosas creadas
Sombras nada más
Posteado elEl Sombras no se llamaba El Sombras, le empezamos a decir así cuando el grupo sombras se hizo famoso con su hit La ventanita. El Sombras estaba plenamente convencido de ser igual a Daniel Agostini, el cantante. Alto, pelo largo ondulado. Cierto sex appeal entre litoraleño y guaraní de las profundidades conurbanenses.
De venenos y cusquitos
Posteado elEl falopero no es una rara avis del paisaje. Todo lo contrario. Es tan parte de la escenografía de extramuros que, como los camellos en el Corán, casi no aparecen. No hace falta, va de suyo que están ahí. De hecho, son los responsables de todo según el saber popular. ¿Te robaron? Seguro eran faloperos. ¿Te violaron? Seguro fueron los endrogados de la esquina. ¿La policía limpió a unos pendejos en la villa? Seguro eran narcos. ¿Hay gente afiliada al partido de Patricia Bullrich? Bueno… eso.
Notas apuradas sobre la exhibición del viaje
Posteado elCitrullus lanatus
Posteado elDe todos los fenómenos conurbanos uno muy curioso es la venta de sandías. Por supuesto, como el fruto mismo, es estacional. No importa que mal que mal se consigan sandías el resto del año en cualquier verdulería. Llega diciembre y aparecen locales de venta improvisados Ad hoc, en variados puntos, en distintos barrios. Un día hay un kiosko de falopa y al otro día sin mediar corte de continuidad aparece una montaña de cientos de sandías cubiertas con una lona o un nylon con un tipo, por lo general joven, que está ahí llueve, truene o haya sol, las 24 hs. los 7 días de la semana. No sabés dónde caga, donde duerme ni de dónde salió. Como Viracocha un día aparece repartiendo sus dones y cómo Viracocha un día se va. La diferencia es, sino étnica, al menos económica: este te cobra lo que brinda. Y no está mal, hay que comer.
Barracas kosher al fondo
Posteado elViernes. 17:30 casi 18. Voy hasta Barracas. Tomo el bondi. No es lejos pero estoy apurado. Me siento en el fondo. En la parada siguiente sube un tipo grande, sesentí largos o setenti pocos. Judío ortodoxo o algo parecido. Camisa blanca, pantalón negro, kipá verde. No lleva saco y del cinturón no le cuelgan los cordoncitos típicos. Va con cinco nenitos. Cinco. Ya no está en edad para esos trotes pero el paisano ya’ta en el baile. Los nenitos abarcan todo el arco de la infancia. El más grande, unos 9 vestido igual que el viejo, blanquísimo, como la camisa que usa. Se le nota la falta de sol. El que le sigue tendrá unos 6, igual pero más desalineado, como si la pilcha le importara poco. Le siguen dos nenitas. Una muy muy parecida al de 6, probablemente melliza. Pollera larga. blusa. Zapatos coquetos. La única concesión a la moda es una cartera rosa. La otra nena, de unos 4, está igual solo que la carterita que lleva tiene un dibujo de los Backyardigans saludando. El viejo lleva al quinto. Un bebé, grandecito. No tiene rastros de género pero los hermanos mayores juegan a ponerle una kipá diminuta que el bebé insiste en sacarse y tirarla al piso mugroso del 12. Todos salvo el viejo y el bebé llevan barbijo puesto. El viejo lo usó solo al subir para que el chofer no le diga nada pero al llegar al asiento se lo sacó. El de 6 le dice que no se lo saque pero el viejo le dice seco pero con una sonrisa que el zeide es grande y sabe lo que tiene que hacer.
Primaverales
Posteado el
Responsabilidad afectiva y fantasmas
Posteado elElecciones. Escuela perdida de Dios en el hoyo más profundo del conurbano. Media cuadra de cola a quince minutos por cabeza. No sé si es por la cantidad de boletas o si todxs se están masturbando sobre ellas. De todos modos, va a ser un asco. Hay un aire a sexo electoral no consentido que da calambre. Desde siempre les digo que hay que socializar la producción pero estos jipis insisten con la falopa de la burguesía nacional. Que la soben.
Dante y el 96
Posteado elHistorias mamushkas
Posteado el-No soy digno ni de un llamado por las fiestas- Me dice Marcos mientras se sirve el quinto Campari de la noche. Apenas si probó una empanada. No le hace falta. Las fiestas, como a todos, le dan la posibilidad de llenarse el buche con el reflujo de la nostalgia. Extraña a Venus pero Venus no lo extraña a él. Es lógico, se casó. Cría a sus gatos y disfruta de las mieles de su desnudez en otra compañía. Marcos es ahora como ese polvo al pasar con un desconocido una noche en la que nos pasamos de tragos en una fiesta quién sabe dónde. No significa nada. La bebida lo pone elocuente pero no hace más que enrular el rulo y lo sabe. Anochece, hace calor y los mosquitos lo distraen de sus ideas y en el fondo lo agradece. Quiere creer que de a poco se va curando de la fractura expuesta que le quedó en el alma. Esta noche parece que no le sale. Cuando se queda sin repelente mira al cielo. Sé que le reclama a los dioses por algo más pero solo dice «la concha de dios».
Falo en desgracia
Posteado elMe llamó Lisa, el falo, como le decían en esos antros psi que frecuentaba cuando niñata. Más o menos al inicio de la cuarentena había pegado un chongo. Para alguien que venía de una relación de 15 años que se apagó lenta y cansinamente el encuentro con un cuerpo distinto al que dictaba la costumbre debió ser algo así como el maná en el desierto o como encontrar guita en un jean a fin de mes. Un golazo. Pero se terminó. Después de 10 meses de pasarse días el uno en la casa del otro, de coger en todos los rincones y leer a cuatro ojos los mismo libros parece que se terminó. Chin-pum!
Banda sonora
Posteado elSe ha dicho hasta el cansancio que donde terminan las palabras comienza la música. Eso es más cierto en los conurbanos, donde el piberío se divierte como vive: al límite.
Los bonistas de mi corazón
Posteado elDeudas tenemos todos; con el panadero, con la escuela de los nenes o con Juan Carlos Mastercard, que dios lo tenga en su gloria y no lo suelte. Por no hablar de las deudas morales porque de pequeñas y grandes traiciones se hizo el mundo tal y como lo conocemos. Así que estar hasta las bolas no es una cosa muy novedosa que digamos. Lo novedoso es en todo caso que te perdonen un cacho de deuda. No es gratis, pero algo es algo.
countdown to fall – parte 1
Posteado elComo suele ocurrir, los griegos tenían la posta. No por nada a occidente lo inventaron ellos a pura prepotencia intelectual y, de paso, también de espadas y masacres varias porque no sea cosa que los fueran a tratar de afeminados por acostarse con pibitos. Siempre ha sido igual en todo los barrios de la historia, si te gritan puto desde el bondi se la tenés que jurar.
El título sobra
Posteado elResulta que luego de un centenar de días encerrado, en mitad de la cuarentena, en una de sus fases más duras, no hago más que escuchar historias de desconfinamiento a puro pechito gentil. Gente que conozco se jacta de salir, de reunirse, de escaparse para garchar y tomar. Me llega, incluso, la historia de unos conocidos, que salen a comer afuera, en un lugar que abre, secretamente, para que la monada deguste pizzas, tintos, escuche música y baile «pero bajito, para que no salte la ficha». Ok, no se jactan, pero se justifican como si luego de su esfuerzo tuvieran derecho a un «permitido». Capaz que sí, no lo sé. No me voy a poner en vigilante.
Margarita
Posteado elEl 3 de mayo de 2019 fue la última vez que hablé con la Princesa Margarita. Fuimos compañeros mucho tiempo en la orgía de egos al que llamo lugar de trabajo, una dependencia estatal que habilita la fumigación de escuelas sin ponerse colorada.
Peladito
Posteado elHace más años de los que puedo recordar también fui joven, adolescente más bien. Como todos, ni más piola, ni más boludo que el común de la gente. Algo más dado al drama, quizás. Por eso cuando la otra noche soñé con Casita de Pan, parte de esa época se me vino al filo de la lengua y me dejó ese gusto entre dulce y amargo que tienen los buenos licores vencidos que olvidamos en la alacena y a los que les entramos un trago cuando no hay otra cosa.
Le doute
Posteado elHace unos días hablaba con una amiga psicóloga, El Falo. Le decían así cuando la conocí. Yo la llamo Lisa. Nos conocimos en la empresa de transporte en la que laburábamos. Le gustaba el punk de los ´90, había coqueteando mucho con el reviente de zona sur, con la modas de tajearse las muñecas y con los problemas de alimentación. En algún momento se le alinearon los patos y se acomodó. Se recibió, se puso de novia con un tipo gigantesco y cara de pocos amigos; hizo una promisoria carrera estudiando el autismo, viajó mucho y se consiguió 4 gatos. Dejamos de vernos.
L´aube
Posteado elLas noches de pandemia se hacen largas. En especial si te labura el balero, si te quedás rumiando lo que perdiste, lo que nunca vas a tener, lo mucho que te cuesta cada cosa medio pelo que lográs a fuerza de prenderle velas a la virgencita y trotar hasta Luján cada vez que lo amerite.
Juntitos
Posteado elHoy hablé con India. Fuimos compañeros de trabajo hace muchos años. Buena piba, rara. Complicada de tratar. No pegaba mucha onda con la gente por eso creo que nos sorprende a ambos seguir en contacto. Tiene 30. Cuando nos conocimos era una criatura recién salida del secundario.